lunes, 25 de mayo de 2015

Tus se convierten en sus.

Hace nada, iba hacia la entrada de aquella estación, me temblaban las piernas y como si de una película de dibujos animados se tratase el corazón parecía que salía de mi pecho. De repente te das cuenta de como en tan solo unos segundos ha cambiado todo. Nuestras tardes en kinepolis se convierten en sus tardes de cine, nuestros paseos por el retiro se convierten en sus paseos, nuestros cines a distancia se convierten en sus cines a distancia, nuestras conversacione hasta altas horas de la noche se transforman en sus conversaciones. Te miras al espejo y te ves sola. Ya no te arreglas casi nada, ¿para qué? Si ya no le voy a ver, te dices a ti misma. Te miras al espejo y te das asco, te has decepcionado a ti misma. Te das cuenta de que todo lo que diste, se esfuma como el humo de cada cigarro que te fumas y encima cada vez lo haces más a menudo. Te das cuenta de que esos besos, esas caricias, esas miradas, esos relatos,  esa sencillez, esos te quieros, esos "me da igual", esas prisas por verle, eso. Eso se va a la mierda en tan solo un segundo y te quedas con las manos vacías. Todo lo que imaginabas, si, aquel ramo de flores que esperaba tras un largo dia de trabajo, y que te prometían jamás lo tendrás y lo lamentable es que sabes que alguien lo recibe pero no eres tú. Todos esos proyectos se acabarán pero tu no formarás parte de ellos y no puedes hacer nada. Solo observas y lamentablemente lo aceptas porque aunque tú quieras, no se puede. ¿Y qué haces? ¿Llamarle hijo de puta? ¿Llenarte de odio y rabia? No te atreves a hacerle daño aunque él lo esté haciendo sin darse cuenta. Te das cuenta de que al menos uno de los dos es feliz, en el fondo te duele, pero piensas que lo que le hacía feliz a él te lo hacía a ti.

 Te quedas atrás mientras él sigue.

A pesar de todo ello, sacas fuerzas de donde sea, miras a tu alrededor y te das cuenta de quien da todo por ti realmente.  Miras a tu alrededor y ya no te ves tan sola,  ya no te das tanto asco. Te lavas la cara,  te miras al espejo, y empiezas a verte mejor, a ver como eres realmente y a ver todo lo que te queda por hacer y todo lo que te queda por dar . Coges fuerzas y te diriges hacia tu rutina. Entras a a aquella estación y la nostagia recorre tu pensamiento. Llegas al trabajo y y esperas a ver si alguien te trae un ramo de flores, te lleva a kinepolis tras un paseo por el retiro y te invita a un brownie con helado de vainilla.